Medicina alemana

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Manzanilla

Como otras culturas, la alemana tiene sus tradiciones de plantas medicinales y otros remedios caseros. Por supuesto, hay variaciones locales y según la parte de la sociedad. Hay mujeres mayores en el campo que tienen mucho conocimiento, hay cada vez más gente en las ciudades que no conoce ningún uso de plantas. Los nombres alemanes los añado en paréntesis.

Plantas muy conocidas como medicinales son la manzanilla (Kamille) y la milenrama (Schafgarbe), ambas tomadas en infusión, sobre todo para trastornos digestivos.

En el caso de resfriados, se usan sudoríficos como la tila (Lindenblüte) y la flor de saúco (Holunder, Holder) en infusión. El tilo se considera el árbol nacional de Alemania, lo hay en plazas de pueblos y a lo largo de algunas calles y es mencionado en muchas canciones populares.

Otros remedios conocidos para este caso son el zumo de limón (Zitrone) diluido en alguna bebida y la leche (Milch) caliente con miel (Honig).

La menta (Minze) se usa para la digestión y contra el dolor de cabeza. Y suele ser tan solo la menta piperita (Pfefferminze). La hierbabuena (Ährige Minze) no es apenas conocida. La poleomenta (Poleiminze) que en algunos lugares crece silvestre, tiene fama de ser venenosa (lo que es cierto para su aceite esencial).

Ortiga

Las personas versadas en plantas medicinales suelen apreciar mucho la infusión de ortiga  (Brennnessel) -en menor medida su uso de verdura- por diversos fines, sobre todo para limpiar la sangre. Para otra gente, es solo una mala hierba. Un saber antiguo que se va perdiendo, es la acción antirreumática de sus picaduras.

Hay mucho consumo de café (Kaffee) aunque se suele tomar por dañino. Muy común es entre personas que trabajan en enfermería y necesitan estimularse para aguantar el trabajo. Es bien sabido que no es saludable para niños aunque en general no se extiende ese saber a otras bebidas con cafeína como las bebidas de cola cuyas empresas gastan millones en marketing. Por el otro lado, el café no se suele considerar como un pecado como el alcohol; así en el norte de Alemania hay una tradición de poner aguardiente en el café para que Dios no lo vea. Esa bebida se llama Pharisäer «fariseo» por la hipocresía detrás.

Para acompañar el envejecimiento y aliviar sus sufrimientos, se conocen el espino blanco (Weißdorn) y el muérdago (Mistel).

El diente de león (Löwenzahn) se usa en ensaladas e infusiones aunque mucha gente ya no lo aprecia, consecuencia de la gran frecuencia que ha ganado debido al abonado de muchos prados. Es común el mito que el látex del tallo es venenoso. En tiempos de escasez cuando no se podía comprar café, se empleaban sus raíces para preparar un sucedáneo de café. Los niños suelen amar mucho las cabezuelas con frutos para soplarlos.

Apreciados siguen aún hoy en día los escaramujos (Hagebutten) que se aprovechan para mermelada e infusiones y es conocido que llevan mucha vitamina C. También del espino amarillo (Sanddorn) se sabe bien que lleva mucha vitamina C, sin embargo, poca gente lo coge para comerlo, muchos ya no saben que se puede comer tal cual.

Un remedio tradicional de Alemania, poco conocido por otras partes, es la flor de heno (Heublumen) en baños o cojines. Por lo menos en tiempos pasados se podía comprar en farmacias.

El jarabe de babosa (Schneckensirup) era un remedio apreciado para la tos. El asco que evocan las babosas en mucha gente, ha contribuido a que este remedio haya caído en el olvido.

Ajo

Del ajo (Knoblauch) se puede decir -con una pizca de exageración- que divide la sociedad en dos: hay los que lo aman por sus grandes propiedades medicinales y hay los que lo odian por el olor que uno desprende después de su consumo. En las áreas donde crece el ajo de oso (Bärlauch), ése también tiene sus adoradores que lo recogen y en muchos casos incluso lo venden a restaurantes.

Entre las plantas mediterráneas, la salvia (Salbei) y el romero (Rosmarin) gozan de mucho aprecio, este último más que nada como especia, a menudo en la mezcla hierbas provenzales, con el tomillo (Thymian, que crece también en Alemania). El hinojo (Fenchel) se cultiva de verdura, sus frutos se conocen como remedio para mujeres en lactancia para estimular la producción de leche.

La miel (Honig) sigue siendo un remedio de altísimo aprecio. En los círculos preocupados por la salud, es muy común sustituir el azúcar por miel, a menudo para endulzar el té y algunas infusiones (como la de menta), no tanto el café.

Como en otras partes de la Tierra, en este país de economía fuerte, mucha gente ya no tiene conocimientos de las plantas medicinales porque las empresas farmacéuticas han hecho sus campañas para imponer sus productos (sin que quiera decir que ésos sean necesariamente malos).

Pan y mantequilla

También alimentos que en tiempos antiguos se apreciaban mucho, han perdido el aprecio por la publicidad que hace la industria de sustitutos. Un ejemplo muy llamativo es la mantequilla (Butter) que incluso en muchos círculos con consciencia de alimentación saludable ha sido sustituida por margarina con grasas hidrogenadas, en homenaje a las empresas correspondientes. Por supuesto, hay que tomar en cuenta que la calidad de la mantequilla que está al alcance de mucha gente, ha bajado considerablemente, como la de todos los lácteos, hecho que también en Alemania ha creado muchos prejuicios contra los lácteos. Incluso hay quienes cuestionan el acto de amamantar a los recién nacidos, gracias a la propaganda de empresas que venden sustitutos.

Pero también en Alemania hay personas comprometidas en la reactivación del uso de plantas medicinales.

Y termino esto con una palabra alemana con potencial curativo que no tiene correspondencia en español: Zuversicht. Es algo como el contrario del miedo, una confianza en cuanto al futuro.

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