Propiedades de la leche

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Leche de vaca recién ordeñada

La leche es muy nutritiva, contiene la mayoría de los nutrientes necesarios para el cuerpo humano (pero la de vaca y de cabra es escasa en hierro).

La leche fresca y sus derivados agrios (la leche pasteurizada posiblemente no) aportan calcio al cuerpo y así previenen la osteoporosis y ayudan a curar fracturas.

La leche cruda fomenta la flora intestinal (acción prebiótica) y así ayuda a la digestión y protege de ciertos patógenos; eso vale particularmente para la leche materna que por esta razón es imprescindible para el desarrollo sano del bebé.

La leche fresca protege de alergias, eso vale en primer lugar para niños que crecen en el campo.

La leche cruda produce saciedad que ayuda a adelgazar en caso de obesidad (la leche pasteurizada no).

En bebidas con taninos como el café que pueden irritar el estómago, la leche por fijar los taninos con sus proteínas, inhibe esa irritación, al mismo tiempo aumenta la acción de alcaloides como la cafeína.

Para la sanación de heridas es buena la leche en uso externo.

La leche de oveja forma una capa protectiva en el estómago y durante un tiempo reduce la absorción de alcohol.

Leche de vaca a través del microscopio

Contraindicaciones y advertencias:

Hay que observar las contraindicaciones de la leche y sus derivados.

Para los bebés, la leche de cabra o de vaca no puede sustituir adecuadamente la leche materna si la madre no tiene suficiente leche. La leche de yegua o aún mejor de burra, si está al alcance, es mucho más recomendable porque su composición parece más a la humana.

La leche biológicamente muerta (uperisada o esterilizada) no tiene enzimas y no se digiere igual de bien que la fresca.

Últimamente hay indicios que la pasteurización de la leche hace que el calcio no se absorba bien y así fomenta problemas óseos como la osteoporosis; además se le atribuye a la leche pasteurizada el aumento de alergias. Así se puede explicar por qué hoy en día el consumo de leche tan a menudo se asocia con la osteoporosis o las alergias mientras que durante miles de años de consumo de leche fresca por parte de la humanidad no jugaba tan gran papel esa enfermedad: la calidad de la leche es diferente.

La lactosa en la leche pasteurizada es beta-lactosa que se absorbe de prisa y así el consumidor (especialmente el niño) vuelve a tener hambre pronto.

La pasteurización mata las bacterias patógenas pero no sus esporos; como también mata gran parte de las bacterias beneficiosas, deja un mejor medio para el crecimiento de patógenos (esto no es relevante para productos con bacterias probióticas añadidas, como yogurkéfir y queso).

La leche cruda puede llevar listerias si no había la higiene debida en el proceso de ordeñar; así puede llevar riesgos para personas debilitadas y mujeres embarazadas.

La leche semidesnatada tiene menor porcentaje de las vitaminas liposolubles (A y, en su caso, D), en la leche desnatada son prácticamente ausentes.

Al hervir, uperisar o esterilizar la leche, ésa pierde vitaminas, no tanto al pasteurizar.

El consumo de leche cruda requiere una seguridad que el animal esté sano (sin tuberculosis ni fiebre de Malta, en particular).

La leche es perecedera, por eso la leche cruda para muchas personas no está al alcance (justo por eso se produce queso como producto duradero).

Si las cabras comen plantas venenosas, en algunos casos como del cólquico, puede pasar que el veneno pase a la leche, por eso hay que evitar que coman en lugares con esas plantas.

Si alguien quiere sustituir la leche por una bebida vegetal, es bueno tomar en cuanta que la mayoría de las “leches” vegetales comerciales no son recomendables. Muchas llevan un alto porcentaje de azúcar (p. ej. “leche de almendras” con más azúcar que almendras). A menudo llevan aditivos químicos. Siempre es la mejor opción hacerlas caseras.

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